Es bien sabido que el desempleo entre los jóvenes tiende a ser mayor que entre los viejos. Algunas de las razones son que a veces en esas edades se está todavía estudiando o no se tiene experiencia. Sin embargo recientemente he leído un estudio sobre la movilidad laboral que indica otra razón: Los jóvenes cambian más de trabajo a esas edades porque no han encontrado su vocación profesional y eso les lleva a estar más tiempo desempleados.
En el gráfico de arriba se puede ver cómo varía la movilidad profesional según edades en tres grupos profesionales distintos. Entre los 20 y 30 años el ratio es todavía alto (la gente cambia bastante de profesiones). A partir de esas edades deja de serlo.
Donald Super fue importante en el estudio de la vocación. Argumentaba que esta no tiene un origen puntual sino que se forma durante años cuando uno aprende su concepto de sí mismo. Entre los 15 y los 24 todavía estamos aprendiendo quienes somos y en ello influyen las clases, los hobbies y el trabajo. Desarrollar poco tiempo a los hobbies a esa edad puede ralentizar descubrir tu vocación (imagino que por eso muchos programadores son jóvenes, ya que es una vocación a la que uno tiene acceso como hobbie desde una pronta edad). Por tanto es posible que no tengas claro lo que quieres ser cuando tengas 22 años y que eso te lleve de trabajo en trabajo.
Pero lo verdaderamente interesante es que este desempleo juvenil puede esconder algo positivo. Según un artículo en The Atlantic, la gente que cambia de trabajo durante su juventud tiende a terminar ganando mejores sueldos y a estar más satisfecha con sus trabajos, ya que terminan trabajando en lo que les gusta.
Así que si eres joven y odias tu trabajo aún es pronto para cambiar de ruta. Y probablemente saldrás ganando.
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