sábado, 26 de octubre de 2013
El pádel, un deporte más practicado que el tenis.
Todos hemos visto la creciente popularidad de la práctica del pádel, deporte que no requiere de una gran capacidad atlética, y en algunos casos ni siquiera de una forma física decente. Uno ve gente de cualquier edad y de cualquier peso en las -cada vez más frecuentes- pistas de polideportivos municipales. Pero el otro día me sorprendió ver este gráfico en Google Trends:
El pádel había superado en popularidad al tenis ya en 2011, y la tendencia aumentó bastante con el tiempo. He puesto el nombre de una ciudad en concreto, pero cualquier otra que no tenga torneo de tenis televisado daría resultados similares.
Sin duda las posibilidades comerciales de deportes poco exigentes no van a dejar de crecer. Todo el mundo adora la idea de hacer deporte, pero no a todo el mundo le gusta la disciplina que la mayoría de ellos entraña. La solución son los deportes blandos.
¿Cuál puede ser el siguiente en popularizarse? Yo apuesto por el Nordic Walking.
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No te olvides del surf de remo en la estación veraniega ;-)
ResponderEliminarLa verdad es que no lo sé, ¿no influirá que el equipamiento, alquiler de pista, y tal es más barato? Por cierto, ¿te acuerdas del squash?
No creo que se deba a Aznar. De ser así, habría más gente por la calle con ese bigote extraño que no se sabe si es o no es.
ResponderEliminarSurf de remo, jeje, convenientemente llamado paddle surf en inglés.
Debo reconocer que nunca supe qué era exactamente el squash. Ambos se mezclaban en uno en mi pobre cabeza, hasta que el último desapareció por completo.
El bigote es una cuestión difícil. Reconozco nunca haberme atrevido, a pesar de tener bastante pelo.
A parte, es la única forma de pelo que va perdiendo estilos conforme gente con mala fama, como los dictadores de la 2GM, la van usando.
Los bigotes tienen una especie de propiedad intelectual. Zappa, Fumanchú, Mario Bross, Dalí y el sólido pero difícil de imitar Tom Selleck.
Hola warsaw, interesante blog(lo he descubierto en el enlace de iberia futura)
ResponderEliminarEs curioso, pero hace no muchos meses me vino a la cabeza el tema del squash y la verdad que fue un fenómeno curioso.
A principios de los 90, cuando yo era un criajo recién comulgado, recuerdo que este deporte estuvo de moda, era un deporte típico de pijos y ejecutivos, igualito que el pádel que lo pusieron de moda los pijillos y, en buena medida, sigue siendo practicado por este colectivo social.
¿Por qué no sobrevivió el squash como deporte fetiche y de moda?
Porque toda moda tiende a ser sustituida, a veces renovada y otras veces apartada y desfasada.
El pádel es mucho menos cansado que el squash y se puede jugar al aire libre .
El squash necesitaba un pavimento de parquet y cerrado(alto costo, pocos lugares disponibles...)
Desde que el pádel se puso de moda hace ya años ,pensé que era la sustitución natural del squash pero más "finolis" ya que ambos son deportes de raqueta de pequeño tamaño, no muy caros en materiales y en ambos se juega en pistas relativamente pequeñas(el pádel es una mini pista de tenis, el squash una especie de mini frontón)
Un saludo.
El bigote es otra moda desfasada a pesar de que algún hipster tenga interés en rescatarla.
ResponderEliminarEn España, lo de llevar bigote, en el imaginario colectivo recuerda a macho ibérico setentero y a facha.
Lo políticamente correcto y el afeminamiento cultural generalizado tienen aversión al arquetipo de hombre con bigote.
El cine, como en otras cosas, también ha puesto su parte: falangistas con bigotillo, Adolf Hitler, mafiosos italianos de Chicago con bigotillo...(cuando la realidad es que en esa época era una moda interclasista, el siglo XIX y XX fue un siglo de bigotes)
ResponderEliminarHola, A.J
Ciertamente en el cine el bigote ha ido destinado hacia cierto estereotipo criminal, igual que el pelo con gomina "hacia atrás" tiende a denotar a un yuppie o al estereotipo de capitalista desalmado.
El pádel me resulta un deporte incómodo. El ténis requiere más esfuerzo físico pero da más libertad. En el pádel está uno encajonado y la sensación de llegar a todas pelotas lleva a movimientos mal planificados.